Los rebeldes sirios resisten en la fortaleza inexpugnable del Crack de los caballeros

Article  •  Publié sur Souria Houria le 10 juillet 2012

Un rebelde toma posiciones en el Crack de los Caballeros, cerca del pueblo de Azzara

Resguardados por la noche, cinco rebeldes sirios montados en tres motos con las luces apagadas, se dirigen hacia la ruta de acceso al Crack de los Caballeros, un castillo inexpugnable que los insurrectos defienden ferozmente contra el ejército leal a Bashar Asad.

En la carretera salpicada de cráteres, los conductores suben por el camino serpenteante acompañados por los sonidos de las explosiones, ya que el acceso es constantemente bombardeado por tanques y artillería.   Esta es la primera vez que un periodista es capaz de visitar esta zona de la provincia de Homs desde el comienzo de la revuelta en Siria, 16 meses atrás. Les tomó mucho esfuerzo evitar que las fuerzas sirias sitiaran el emplazamiento, ya que los pueblos alauíes favorables al régimen rodean la fortaleza.

« Tenemos sólo armas ligeras, pero hacemos todo lo posible para proteger la ciudadela. Este patrimonio es propiedad de todos los sirios« , dice Khodr, un estudiante de 22 años, con un Kalashnikov colgando.

« La ciudadela está controlada constantemente y nuestro deber es protegerla », dice otro luchador vestido de civil, apoyado en la pared, que muestra un proyectil de mortero mientras fuma un cigarrillo.

La muralla insalvable de Saladino

Encaramada en una colina con laderas empinadas, la estructura fue construida en 1031 por los abasíes. Tras una captura transitoria por Raimundo IV de Tolosa en 1099 durante la Primera Cruzada, fue recuperado por Tancredo, príncipe de Galilea.

En 1142, el castillo fue confiado a la Orden de los Hospitalarios, y fue llamado el ‘Crac de los Caballeros’.

Saladino intentó en vano derrotar a los cruzados, y no fue hasta la llegada de los mamelucos en 1271, con el sultán de Egipto, Baibars, cuando el mítico emplazamiento acabó de nuevo en manos de los musulmanes.

Los fantasmas del Crack

Hace un año, los habitantes sunitas esparcidos alrededor de la ciudadela se levantaron contra el régimen y se hicieron con el ‘Qal’at al-Hosn’, que significa « fortaleza inexpugnable » en árabe.

Para evitar la infiltración, de cuatro a diez francotiradores, conocidos como « fantasmas » por los lugareños, viven permanentemente en este castillo gótico, apoyados por sus compañeros.

Este edificio no parece haber sufrido graves daños debido a que los enfrentamientos han tenido lugar en las colinas. Cien metros más abajo,es la guerra.

Son las 5:30 horas de la mañana. Tomando ventaja de la espesa niebla, las fuerzas leales al gobierno están tratando de hacer una incursión sangrienta. Ahmad del Ejército Sirio Libre (ESL), compuesto principalmente por desertores, fue asesinado en una carretera por un leal al régimen por dos balas en la cabeza.

Bajo un intenso fuego, el cuerpo de este padre de tres hijos fue evacuado por cinco compañeros, incluyendo su hermano, a través de una pared del castillo. Una camioneta espera en la entrada y se lleva el cuerpo.

Un joven luchador de 13 años, con cara de niño, camisa negra, vaqueros con un cinturón y una Kalashnikov en la mano, se acerca a su amigo inconsciente y le llama con voz ahogada: « Ahmad, Ahmad ¡Oh, mi Dios! « . Se echa a llorar y sale de inmediato para el combate.

Minutos más tarde, Ayham, hermano de Ahmad, cae a su vez por un tiro en la cabeza. Durante la batalla al amanecer, seis rebeldes mueren en defensa de « su » castillo.

Luchar hasta el final

En el pueblo de suníes turcomanos, Azzara, una procesión acompañada por los dos cuerpos se dirige al cementerio mientras una multitud grita « El pueblo quiere la caída del régimen ». Las esposas y las hermanas, vestidas de negro, acarician por última vez la cara ensangrentada de los combatientes antes de que los cuerpos sean enterrados.

« Vamos a seguir luchando hasta el final. Bashar trata en vano de aterrorizar a la gente para que nos persigan. El régimen ha jugado su última carta« , dice Nader Asad, jefe local de la brigada de Al Faruq, una unidad de élite de la ESL.

Las personas están luchando con uñas y dientes porque si cae la fortaleza, el régimen premiará a su leal ejército, ya que despejará la zona estratégica entre Damasco, Homs y la costa mediterránea.

« Si perdemos nuestro castillo, vamos a sufrir el destino de Baba Amr », dice Mohammad al-Masri, de 34 años, un desertor ingeniero militar, refiriéndose al barrio de Homs destruido por las bombas y vacío de sus habitantes después de un mes de bombardeos.

La carnicería también mostró la falta de coordinación entre diferentes unidades del ESL en la región de Homs y el número de muertos obligó a los rebeldes a cambiar de estrategia.

Los intensivos entrenamientos vuelven al amanecer.

source : http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/05/internacional/1341482754.html